FSC-CCOO Madrid | 19 de abril de 2024

Tanto esfuerzo no puede ser para nada. Hay que seguir peleando

    Artículo de opinión de Noemí Sánchez Ginés, responsable de la secretaría de las Mujeres de FSC Madrid, en el que intenta explicar la actual situación de las mujeres en el mundo laboral desde el inicio de la pandemia y que ha supuesto un nuevo revés a sus derechos laborales y sociales, ya que las mujeres han sido las grandes perdedoras en esta crisis generada por el COVID19.

    28/09/2020. Noemí Sánchez Ginés. Secretaria de las Mujeres FSC-Madrid
    Mujer teletrabajando

    Mujer teletrabajando

    Hace unos días Las Naciones Unidas celebró el primer Día Internacional de la Igualdad Salarial, día que en España se conmemora el 22 de febrero. Lamentablemente, esta celebración coincide con la tremenda situación que estamos viviendo debido a la crisis del covid19, en la que muchos de los derechos que durante años han perseguido reducir la desigualdad salarial entre mujeres y hombres se están viendo seriamente afectados.

    Hoy día, la presencia del feminismo en la sociedad era mayor que nunca, había una unidad de acción muy importante que permitía grandes avances. Además el movimiento feminista tenía la capacidad de actuar y modificar cuestiones estructurales, lo que significaba un enorme riesgo para el patriarcado, ya que la sociedad empezaba a tener una profunda conciencia sobre problemas estructurales como la violencia hacia las mujeres o la igualdad salarial.

    A diferencia que en la anterior crisis donde el paro se cebó en la construcción, ésta lo hace en los servicios, y éstos están ocupados mayoritariamente por mujeres. Se calcula, que se pueden perder 23 millones de trabajos en Europa, sobre todo de mujeres, que aceptarán esa pérdida incidiendo y agrandando la desigualdad. Además, en España el paro femenino tiene una gran repercusión ya que nuestro país vive fundamentalmente de los servicios, que es un sector muy feminizado. A esta situación hay que añadir que en muchos casos, las mujeres somos más fáciles de despedir porque nuestros contratos suelen ser de baja calidad.

    En los datos más recientes sobre brecha retributiva en España, que son de 2018, la sitúan en el 21,4%. Según datos del último trimestre de 2019, el 74,1% de las personas que trabajaban a tiempo parcial eran mujeres y, al menos la mitad de éstas padecía parcialidad involuntaria, al tener que asumir tareas de cuidado de menores o de personas mayores y dependientes al tiempo que trabajaban fuera del hogar.

    Los datos de agosto de 2020 nos dicen que el desempleo femenino es del 57,8% del desempleo total y que la cifra ha crecido un 20,88% con respecto a agosto de 2019. Todas las estadísticas, afectadas o no por la pandemia, revelan que la antigua división sexual del trabajo sigue más viva que nunca y que nuestro país necesita abordar políticas de impacto que transformen las desigualdades estructurales en el sistema económico y en la sociedad.

    Esta crisis ha puesto de manifiesto que la mayor parte de las trabajadoras y trabajadores de sectores obligados a cerrar por la cuarentena están afectados por un ERTE, lo que significa una caída de su renta de, al menos, el 70%. La sobrerrepresentación de mujeres en este colectivo es el principal motivo que explica por qué esta crisis tendrá rostro de mujer. La actividad en sectores con interacciones sociales frecuentes se ha paralizado casi totalmente, y estos sectores tienden a estar dominados por las mujeres, como los servicios domésticos y la hostelería.


    Por otro lado, las mujeres siempre hemos tenido históricamente mayor propensión a perder nuestro empleo, en parte por ser más precario, ya que estamos más afectadas por la parcialidad y la temporalidad. De ahí que seamos más vulnerables a las crisis. En general, desde el inicio de la crisis de la Covid-19, las mujeres tenemos más probabilidades de perder nuestro empleo que los hombres, aun trabajando en empleos y sectores similares y teniendo los mismos niveles de formación.


    Además, como las mujeres nos encargamos principalmente de las tareas de cuidados, somos quienes estaremos más afectadas por las reducciones de jornada. Según el estudio más reciente sobre el uso del tiempo en España, la Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010, las mujeres dedicamos una media de 4 horas y 14 minutos a las labores del hogar y la familia, frente a las 2 horas que destinan los hombres, y no solo eso: el cuidado de hijas e hijos recae sobre las madres, especialmente en el caso de madres y padres separados. En España el 14% de los progenitores con menores a su cargo son solteras o solteros, de los cuales, el 86% son mujeres y el 14% restante, hombres. Una buena parte de estos progenitores habrá estado obligada a renunciar al trabajo para cuidar a sus hijas e hijos, especialmente si trabajan en sectores esenciales y están obligados a salir de casa. En total, el 10% de las madres que trabajan en sectores esenciales son solteras.

    Todas estas razones hacen que las mujeres seamos, otra vez, las grandes perdedoras, por lo que se hace necesario que continuemos apostando por políticas igualitarias que favorezcan que ni esta crisis, ni ninguna otra, la paguemos mayoritariamente las mujeres.