FSC-CCOO Madrid | 29 de marzo de 2024

Administraciones y pandemia

    La pandemia ha puesto en evidencia muchos de los problemas que padece la sociedad y algunas respuestas los han incrementado.

    25/11/2020.
    Coronavirus, Covid-19

    Coronavirus, Covid-19

    En el caso de las administraciones públicas, muy en especial en la Administración General del Estado (AGE) y sus copias en la gran mayoría de las administraciones autonómicas, por no decir casi todas, nos encontramos que, tras décadas de desidia y de austeridad malintencionada, han sido enviadas a una situación de delgadez extrema, y esto comporta que tienen una gran debilidad y dificultad para afrontar importantes compromisos políticos y sociales (ERTE, IMV…).

    La supresión, en la práctica, de la administración presencial, reduciéndola prácticamente al registro (al margen de las actividades consideradas esenciales), e incrementando enormemente la demanda de atención telefónica, no ha redundado en una mejora e incremento necesario para dar la respuesta que la ciudadanía necesita. A esto hay que añadir que una cantidad importante de gestiones necesitan de cita previa, lo que nos retrotrae a un modelo que parecía, solo lo parecía, superado, donde se cerraba la ventanilla y otro día a hacer la misma cola.

    A todo esto cabe añadir otro importante elemento, que hace de nuestras administraciones un cuerpo débil: su escasa modernización en lo tecnológico en un momento donde la sociedad se digitaliza. Siguen manteniéndose formas y estructuras superadas socialmente.

    Sin personal necesario, sin modernización, sin los suficientes medios tecnológicos, sin la dotación presupuestaria necesaria, las administraciones han llegado a estos intensos e importantes momentos mostrando una debilidad extrema. La pandemia lo ha puesto al desnudo.

    La legislación -Constitución, Estatuto Básico, leyes de Función Pública- garantizan desde el punto de vista legal, que las administraciones sirven al interés general y actúan con independencia e imparcialidad, pero la legislación por sí sola no garantiza su desarrollo, su modernización, si no hay una acción política y una financiación suficiente, y esto no se ha producido, más bien lo contrario. Los diferentes gobiernos, central y autonómicos, no han hecho lo suficiente, e incluso han hecho lo contrario en muchos casos.

    Ha sido el credo neoliberal, defensor de una administración escuálida, el que ha provocado y ha desarrollado este proceso de debilidad, y con él, una sensación importante de debilidad del Estado en todos sus ámbitos, incluyendo el marco autonómico que también es Estado.

    Una administración eficiente, próxima a la ciudadanía, es un magnífico instrumento que legitima la gestión pública y favorece la cohesión social, y esto, hoy, no se da en ningún ámbito, ni en la Administración General del Estado, ni en las autonómicas, por mucho que algún consejero haga una constante propaganda de un mundo digital que nada tiene que ver con una realidad especialmente golpeada por un intenso neoliberalismo.

    La apuesta por lo público, por los servicios públicos, por su desarrollo, financiación, dotación de personal y desarrollo tecnológico, es algo crucial, necesario, urgente y fundamental para generar legitimidad democrática y cohesión social. Las clases trabajadoras son las que más lo necesitan.