FSC-CCOO Madrid | 21 de noviembre de 2024

¡AFRICA FIRST!

  • José María Mella, profesor emérito de la UAM y miembro de AMENET (Africa, Mediterranean and Europe Jean Monnet Network)

El título de este artículo es el de un libro de reciente publicación, cuyo autor Jakkie Cilliers es elfundador del Instituto de Estudios de Seguridad de Pretoria en África del Sur.

07/04/2021.
Africa

Africa

El libro parte de un hecho: la producción per cápita de África diverge, de modo creciente, de ladel resto del mundo. El fenómeno es evidente, si se observan las cifras absolutas de pobreza,que están incrementando rápidamente. África en los últimos cincuenta años casi duplicó lapoblación, pero la producción es prácticamente la misma en relación a la economía mundial. Elautor se pregunta, ¿por qué?

La primera respuesta es el enorme potencial demográfico de África, que no se aprovechasuficientemente. Se mantiene todavía una proporción reducida de fuerza de trabajo en activoy un gran número de población infantil, que requieren mayores inversiones en educación, enagua potable e infraestructuras sanitarias. Si esas inversiones se acometiesen, no sólo encantidad sino también en calidad, aumentaría la incorporación de las niñas a la escuela, habríamenores diferencias de género, un mayor poder de negociación de la mujer en el hogar,mejoras en la nutrición infantil y menores tasas de natalidad.

La segunda es la reducida capacidad productiva del sector agrario, muy limitada por ladificultad crónica de acceso al crédito rural y a los recursos materiales que necesita(nutrientes, irrigación, mecanización y semillas). Actualmente, la mayoría de los paísesafricanos son importadores netos de alimentos, a pesar de que el continente cuenta conmillones de hectáreas de tierras arables; pero incurre en cuantiosas pérdidas en el transportede los bienes alimenticios desde la explotación al consumidor. Sufre, además, muy seriamentelos impactos del cambio climático en términos de disminución de la pluviosidad, oscilacionesde temperatura, creciente variabilidad climática, inundaciones y sequías.

La tercera consiste en que, juntamente con la baja productividad del sector agrario, elcontinente cuenta con un reducido sector manufacturero, que no acaba de despegar. Estosucede cuando se sabe que la manufactura es clave en el impulso de la productividad delconjunto de la economía, gracias a las interrelaciones que genera con el resto de los sectoresproductivos, la innovación y el crecimiento. De hecho, África se está desindustrializando y escada vez más dependiente de las exportaciones de materias primas de bajo valor añadido. A loque hay que añadir que los servicios, básicamente de subsistencia y de carácter informal,sirven apenas para escapar de la trampa de la pobreza, pero resultan incapaces de contribuir aldesarrollo.

En este contexto, el autor plantea que África necesita aprovechar las oportunidades ofrecidaspor la transición energética hacia las energías renovables y la transición digital hacia las nuevastecnologías para superar su atraso económico, sobre la base de nuevas estructuras degobierno.La transición energética incluye el desarrollo de la energía solar, eólica, geotérmica, de labiomasa y otras, así como el almacenamiento de energía (eso es lo que muestran lasexperiencias en África del Sur, concretamente en las regiones de Cabo Occidental y KwaZulu-Natal), que permiten soluciones descentralizadas en mini-redes, especialmente eficaces en áreas remotas y aisladas del continente. Estas energías permiten la reducción de costes, ladisminución de pérdidas de transmisión eléctrica y un mayor acceso a la electricidad, quecomo se sabe es un factor clave para el desarrollo de África.Por tanto, las energías renovables pueden ser una excelente opción para avanzar en laresolución de los cortes eléctricos y la seguridad de abastecimiento, la electrificación rural (unafamilia en países como Mali consume menos electricidad en un año que un londinense en undía para hervir una tetera de té) y un incentivo a la inversión en estos nuevos equipamientostécnicos. Asimismo, la electrificación rural facilita el acceso al agua potable, la obtención deinformación y la continuidad de los procesos productivos.

La transición digital se basa en África en el salto espectacular a la telefonía móvil sin pasar porla fija, el establecimiento de la banda ancha y las redes de internet y en general de laexpansión de las tecnologías de la información y comunicación. Estas tecnologías estánfacilitando el acceso a los servicios financieros (“dinero-móvil”), a la electricidad, a la sanidad ya la educación; sin olvidar la oportunidad que ofrecen para transformar el trabajo informal enformal, cinco veces más productivo el segundo que el primero, mediante la documentaciónelectrónica, con el debido respeto a la protección de datos.

Estas tecnologías también han sido útiles en el transparente recuento de los votos electorales(caso de Ghana en 2008), en el descubrimiento de tramas fraudulentas como la del presidenteJacob Zuma y la familia india de los Guptas y en la identificación de la evasión fiscal (se sabeque el 80% de los impuestos debidos durante la pandemia han sido evadidos por las grandesempresas), entre otros casos de innegable proyección social y política.

Las estructuras de gobierno en África están en una tendencia ascendente hacia estándares demayor libertad política y democracia (especialmente por apoyo de los jóvenes, según muestrael Afrobarometer), no exenta de protestas masivas por descontento social (Burkina, Costa deMarfil, Madagascar, Mali, África del Sur, Zambia, Mali, …) y con menos conflictos armados queen el pasado. Conflictos, que necesitan prevenirse y encauzarse por vías inclusivas-no demarginalización y exclusión- antes de sucumbir a las vías militares.

África necesita paz, seguridad y estabilidad, sin los cuales no es posible el desarrolloeconómico y social. África necesita una mayor regulación de los mercados-por ejemplo, devacunas anti-Covid-19 por ser un bien de interés público y salud global-, la cooperacióninternacional en materia sanitaria para recibir las vacunas a la mayor celeridad y la uniónpolítica para defender su autonomía frente a las geopolíticas de las grandes potencias y susáreas de influencia.

En definitiva, estamos hablando de un ambicioso programa de reformas con objetivos socioeconómicosclaros, que requieren una firme voluntad política y una ciudadanía consciente desus derechos y del cumplimiento de sus deberes con el conjunto de la sociedad.